"Vivir en el mundo sin conocer las leyes de la naturaleza es como ignorar la lengua
del país en el que uno ha nacido"


Hazrat Inayat Khan (místico musulmán sufí)
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Guerras y nobles herederos desmentidos por el ADN

Se puede pensar que un periodista es un historiador del presente y viceversa si hablamos del pasado. Los hechos de la actualidad son interpretados, o en el peor caso tergiversados y manipulados, por los periodistas de acuerdo con sus ideologías. Lo mismo ocurre con la historia que nos cuentan en los libros oficiales según convenga a ideologías personales o a intereses partidarios del poder. También se han dado casos de manipulación de la historia en provecho propio.

El análisis del ADN no sólo resuelve la identificación de personas en los casos de delitos de sangre, violaciones o paternidad, sino que ha permitido resolver algunos casos históricos como los falsos oportunistas que decían ser los legítimos herederos de familias reales extintas o las falsas interpretaciones de las guerras contadas por los vencedores.


En 1991 se descubrió el enterramiento de la familia Romanov en un bosque de Koptaki, en Siberia, donde habían sido ejecutados por las tropas soviéticas en 1918. Junto con el que había sido el zar Nicolás II estaban los restos de su esposa la zarina Alejandra y tres de sus cinco hijos. La identificación pudo realizarse comparando sus huellas con las de algunos parientes lejanos vivos y las de otros más cercanos cuyas tumbas estaban bien identificadas. 

Desde 1920 y hasta su muerte, Anna Anderson había reivindicado ser la princesa Anastasia, hija del zar y por tanto única heredera de la dinastía Romanov. A su muerte, Anna Anderson había sido incinerada lo que impidió que se pudiera recuperar algún tejido para realizarle la huella genética. Pero el azar estuvo de parte de los investigadores del caso ya que se descubrió que en 1970 a esta señora se le había realizado una cirugía abdominal y las muestras se habían guardado en el laboratorio de anatomía patológica. Con estas muestras se pudo demostrar, sin posibilidades de duda, que la señora Anderson no tenía ni una gota de la herencia Romanov.

Mayor fue el número de oportunistas, hasta 43, pretendientes al trono francés como descendientes directos de Luis XVII, hijo del último rey de Francia Luis XVI y de María Antonieta. Como se sabe, los padres de Luis XVII fueron decapitados en 1793 y él fue hecho prisionero y encerrado en la prisión parisina del Temple. Los pretendientes a descendientes reales aseguraban que el joven Luis había escapado de prisión y dado continuidad a la línea sucesoria de la que cada uno de ellos, evidentemente, era el heredero legítimo. La otra versión de los hechos indicaba que el niño Luis XVII había muerto en la prisión a los diez años, dos años después de la muerte de sus padres, víctima de una tuberculosis, y que los monárquicos de la época habían extraído el corazón del joven príncipe y conservado en alcohol en una urna en la basílica de Saint Denis. En 2000, y a petición del duque de Beauffremont, se analizó la huella de ADN de este corazón y se comparó con la de dos descendiente actuales de los Habsburgo y con la del ADN extraído de la raíz de los cabellos que María Antonieta se había arrancado cuando la llevaban a la guillotina para dárselos a su madre, María Teresa de Austria, y que aún se conservaban. El análisis de estas huellas demostró que, efectivamente, el corazón perteneció a Luis XVII quien al morir tan joven no pudo dejar ningún descendiente. El ADN destronaba así a muchos falsos pretendientes y contribuía a sentenciar un pequeño capítulo de la historia.

En la historia de las invasiones de unos pueblos por otros se pueden dar cuatro tipos:
1. Hay invasiones que eliminan a todos los nativos y los invasores y sus familias ocupan el territorio invadido.
2. Los invasores pueden eliminar a todos los hombres y mezclarse con las mujeres nativas.
3. En otros casos los invasores se mezclan con los invadidos sin eliminación de sexos.
4. Finalmente, puede darse una invasión por un número reducido de invasores que no llegan a mezclarse con los invadidos y sólo expanden su tecnología y cultura y los nativos las adoptan.
Todos los modelos son posibles y todos se han dado a lo largo de la historia.

¿Cómo puede el análisis del ADN de una población actual determinar qué tipo de invasión sufrió en algún momento de su historia? 

Para estos análisis se estudian las secuencias de ADN que muestran una variabilidad elevada entre diferentes poblaciones. De esta forma se puede averiguar si las variantes que poseen en su ADN los habitantes de un país son las mismas que las de los habitantes de los países vecinos. En caso de encontrar divergencias, éstas pueden ser debidas a introducción de estas variantes por inmigraciones pasivas muy numerosas y repetidas en el tiempo o mediante una invasión y colonización por parte de unos invasores que eliminaron a la mayoría de la población nativa.
De los cuatro tipos de invasiones que se pueden dar, el primero daría lugar a un país en el que todas las secuencias se corresponden con las de otro país lejano y son distintas de las de sus vecinos o, incluso, de los aborígenes si los hubiese. Este es el caso de los territorios de Norteamérica y Canadá donde los americanos nativos fueron casi completamente eliminados por los conquistadores.

Del segundo tipo de invasión con eliminación de los varones y mezcla de los invasores con las nativas hay un ejemplo muy interesante en Finlandia. Los fineses tienen la mayor parte de su ADN, incluyendo el mitocondrial, muy parecido al de sus vecinos europeos excepto en el cromosoma Y de los varones que es distinto al de sus vecinos y similar al de poblaciones del centro y norte de Asia origen de sus remotos invasores. Es interesante también que los fineses tienen una lengua de origen urálico distinta a la indoeuropea de los países que les rodean.

En el caso de la conquista de América central y del sur llevada a cabo por los españoles durante los siglos XVI al XVIII, el análisis del ADN de los nativos puros y de los descendientes de los conquistadores indica que el resultado de la conquista se pareció más al tercer tipo al darse una mezcla genética completa.

El cuarto tipo está bien representado en la invasión de la India por los ingleses en el siglo XIX. El resultado de este período es la extensión de la lengua y la cultura inglesa por toda la nación con muy escasa mezcla genética, de ahí la ausencia de genes de los británicos en los indios actuales.

La Historia nos dice que la península Ibérica fue invadida por los árabes en 711, y en algunos estudios se dice que llegaron unos 15.000 árabes. ¿Se imaginan a 15.000 personas queriendo invadir a toda la península Ibérica y parte de Francia? En aquellos años la población de Iberia era de unos 8 a 10 millones, es decir que corresponderían a un invasor por cada mil nativos.

Esta invasión duró más de siete siglos, tiempo más que suficiente para que, de haber venido muchos árabes, se hubiese dado una amplia mezcla genética entre invasores e invadidos. Los recientes estudios realizados con numerosos habitantes de diferentes regiones españolas indican una bajísima presencia de genes norteafricanos, explicada por inmigraciones en el paleolítico y en tiempos más recientes. Estos estudios permiten deducir que la denominada y alardeada "reconquista" para echar a los invasores que nos cuentan los historiadores, más se parece en realidad a una guerra de religiones entre hispanos nativos, una guerra civil en la que los bandos no se diferenciaban por sus ideas políticas sino religiosas. Y como ocurre con las guerras civiles, al final de la contienda se expulsaron no a invasores, que no había, sino a nativos simplemente por tener una cultura religiosa diferente. No es como para estar muy orgullosos de esta hazaña (sobre este tema ver también la entrada en este blog: http://alfoogle.blogspot.com.es/2014/03/del-hueso-fosil-al-adn.html).

1 comentario:

  1. Hola. Muy interesante tu blog.

    Sobre el último párrafo del caso de España. Sin mezcla genética no hay familiaridad. Sin familiaridad no pueden romperse las barreras culturales. Siempre fueron mutuamente extraños, ninguno quiso ceder, ni moros ni cristianos, lo que da cuenta que la religión es la mayor fuente de terquedad del hombre. Se expulso una invasión consolidada.

    Todo invasor, si no te aniquila es un maestro, si no se mezcla no quiere quedarse. Si lo expulsaste, superaste al maestro. Para los primitivos peninsulares medievales fue una buena escuela haber guerreado contra los avanzados musulmanes de la época.

    Estar en desacuerdo es un derecho y solo sangrando aprenden las naciones.

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